(icono) No Borrar
OPINIóN |
![]() Superando la más profunda y real de las pobrezas de ChilePor Soledad Teixidó, Presidenta Ejecutiva de PROhumana A finales de 2015 sucedió a nivel global un hecho histórico que marcará el futuro de la humanidad. 193 países firmaron los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS), acuerdo internacional formado por 17 propósitos y un centenar de metas que son una llamada a superar las diversas pobrezas que nos tienen enfermos como planeta. Pobrezas físicas de las más primarias, que provocan la muerte de miles de personas por falta de acceso a agua y alimentos, mientras que otros lo hacen por enfermedades relacionadas con el exceso de ésta. Pobrezas económicas creadas por una economía especulativa, sin marco ni ley, que aún no tiene una mirada de crecimiento equitativo y sustentable; real y sostenible. Pobrezas cognitivas, las que muestran cómo muchos países no cuentan con educación inclusiva y de calidad para todos y todas; entre varias otras más.
Sin embargo, este acuerdo nos habla, sobre todo, de superar las pobrezas espirituales, éticas, del comportamiento. Los ODS nos dejan en evidencia cuál ha sido el modo de actuar de la humanidad hasta ahora, y cómo debemos hacer frente (ya!!) a los problemas que esto ha traído, y no en un sentido altruista de hacer las cosas por el bien, sino que en el sentido más real de todos, de hacer las cosas bien para poder seguir construyendo futuro, con la viabilidad ambiental, del ecosistema completo, que este planeta y la humanidad requieren con urgencia. Y este compromiso global, éste de “hacer el bien por el bien común”, me hace poner en contexto lo que nos está ocurriendo como país. Estamos, y no es noticia lamentablemente para nadie a estas alturas, en una crisis de sentido, en donde a muchos ya nos cuesta saber por dónde continuar, y por sobre todo para qué continuar. No puedo no sentir una profunda decepción y tristeza por los diversos conflictos éticos que hemos vivido como sociedad. Y sí, cuesta sobreponerse ya que día a día vemos como muchos se esfuerzan por lograr un mejor país, mientras otros (muchos menos pero con muchísimo más poder), con su pobreza de sentido, merman ese esfuerzo –y sueño- colectivo que no basta si otros lo boicotean constantemente con su actuar desde el poder político y económico. Y lo describo como una pobreza de sentido y decencia, de por qué hago las cosas, porque si realmente se detuvieran a analizar el contexto, el para qué están en su diferentes cargos de poder, tanto privados como públicos, y aún más, para qué los han elegido, creo sin duda que varios de los problemas que hoy están sucediendo no serían de esta gran magnitud, cayendo día a día en una oscuridad más profunda. Esta oscuridad a la que arrastran estos grupos se mantiene porque el poder lo tienen aún, y porque tal vez nosotros, los que hemos tratado de hacer las cosas distintas, hemos sido poco valientes para encararlos, o si lo hemos hecho, nos han golpeado con su poder. No puedo dejar de recordar cuando PROhumana el 2005 organizó un seminario junto a SOFOFA donde el eje de debate era que si la empresa tenía como objetivo el desarrollo humano sustentable ayudaría a mejorar la igualdad de oportunidades en Chile. Sin embargo, la idea de hablar de igualdad de oportunidades en Chile se rechazó por varios líderes gremiales, pero PROhumana lo logró, y dijimos, basta, debemos debatir con altura de miras, con sentido de país, y no aceptamos esa fuerza gremial elusiva, descontextualizada de la realidad de nuestro país. En esos años ya éramos punteros de los países con mayor brecha económica, pero lo negaban, decían que eran estudios mal intencionados ¡Por Dios! Hemos perdido un tiempo invaluable para haber hecho de este un país mejor y más justo. No cabe duda que la equidad social le incomoda al empresariado nacional, y que se siente más confortable hablando de pobreza y haciendo donaciones. Pero no señores, así no se construyen países desarrollados, y eso es lo que no logra entender el empresariado conservador de este país, que desarrollo humano no tiene que ver con crecimiento económico, tiene que ver con crecimiento inclusivo, tiene que ver con construir un país por el bien común y que no es solo para unos pocos, por que como lo está demostrando la historia hoy los que ganaron para algunos o solo para ellos, nuestra justicia y la ciudadanía los está confrontando. Chile no necesita más “choclos Délano” ni empresarios que se coludan y que incrementen sus bienes dañando a todos los chilenos para su propio beneficio, y además se permiten aparecer apoyando iniciativas filantrópicas. Es por eso que la Teletón sigue siendo un proyecto no auto sustentable ya que se lo trata como una iniciativa de beneficencia y no como un deber moral y ciudadano. ¿Qué tal si tantos líderes políticos y empresariales que se han sacado fotos cuando se cumple la meta hubieran trabajado por cambios legislativos que apoyaran iniciativas tan loables como la Teletón? No obstante, se quedan en la donación tradicional, y en una visión de país solidario y no en una de sociedad de derechos, oportunidades y deberes. Y puedo seguir mencionando innumerables ejemplos que muestran este modo de ser hipócrita y doble estándar sobre lo que significa desarrollo humano sustentable. Muy bien lo dice Sebastián Edwards en una excelente entrevista publicada por El Mostrador, donde establece: “la derecha no admite que el modelo se agotó y la izquierda que fue exitoso”. Ese es el punto. Los liderazgos de este país carecen de un análisis crítico que reconozca las bondades y debilidades de estos últimos 25 años en Chile. Pero lo peor de todo es que la derecha la quiso hacer fácil, sin ética, y la izquierda se enriqueció y además criticando el modelo. Entonces, como lo mencionaba antes, nuestros liderazgos son pobres, extremadamente pobres de ética, decencia y sentido. Y por qué no decirlo con una falta de cultura política, económica y social abismante. Es absolutamente escandaloso que hoy líderes políticos y empresariales digan debemos ser transparentes, éticos, y se debe rechazar la corrupción, pues éstos no son argumentos de defensa o de modo de ser como líderes, es el “desde” donde parte la construcción de un país democrático y justo, y desde donde se construye cualquier institucionalidad. Pero sí, es verdad también que hay muchos -muchas y muchos- más, que están valorizando el sentido de su existencia, superando esas pobrezas que nos llaman a todos a “compartir la prosperidad, la autonomía de los medios de vida de las personas, garantizar la paz y sanar nuestro planeta en beneficio de las generaciones presentes y futuras” (según las palabras Ban Ki-Moon, Secretario General de la ONU, organización que lidera los ODS). Son varias las personas, instituciones, personas, ciudadanos, organizaciones públicas y privadas que sí comprenden el valor de lo colectivo y de cómo el actuar con riqueza de sentido, no sólo permite “mi” prosperidad, sino que la de “nosotros”. Debo decir que esto último es lo que nos mantiene con esperanza de seguir adelante a PROhumana y a mí misma, ya que lo que hoy vivimos en este país es extremadamente decadente e indecente. Columna publicada en El Libero |