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![]() Siete de cada 10 altos ejecutivos se sienten felices en su empresaLa plana de mayor jerarquía tiende a estar más alineada con los valores corporativos, goza de más independencia y de un equipo detrás que le ayuda a conseguir sus objetivos. Además, la estabilidad económica aparece como otro factor de bienestar. La mayoría de los altos ejecutivos en Chile son felices en su compañía. Así se desprende de una encuesta realizada por el centro de estudios de PwC a 366 personas. Según el informe, el 54% de las personas en la escala profesional (sin gente a cargo) y de jefaturas está contenta, mientras que en el rango ejecutivo, desde subgerencias hacia arriba, la cifra sube a 70%. A juicio de María Eugenia López, gerenta del centro de estudios de PwC, los altos índices de bienestar en la plana de mayor jerarquía se explica porque, en general, este grupo está más alineado con los valores corporativos. “Ello tiende naturalmente a generar un mayor confort. Además, es gente que está consolidada en su trabajo, con un equipo detrás que le permite ejecutar los objetivos trazados”, señala. Jaime Silva, investigador del centro de apego y regulación emocional de la UDD, cree que a lo anterior se suma el mayor grado de independencia de los cargos más altos. “Cuando uno comienza la carrera, depende mucho de otros, y en la medida que se comienza a tener un accionar propio es más fácil alcanzar niveles más altos de satisfacción”, dice. Según explica, la sensación de que los esfuerzos pasados tienen una retribución, como el haber alcanzado el cargo actual, también incide en una mayor sensación de felicidad. La mayor estabilidad económica se repite entre los expertos como otro detonante que explicaría la distancia que toman en esta medición subgerentes y gerentes respecto del resto de la empresa. En todo caso, Wenceslao Unanue, académico de la UAI y director del Instituto del Bienestar, advierte que los ingresos tienen un efecto limitado: “Quienes ganan más son significativamente más felices que quienes reciben menos ingresos, pero después de cierto nivel, cada peso adicional no tiene mayor incidencia”. El experto aclara que si bien el factor monetario es importante, ante su creciente protagonismo han ido perdiendo peso otras variables tanto o más importantes: “Antes era valorado y ahora ya no lo es tanto el encontrarle sentido de vida al trabajo que hacemos, el sentirnos orgullosos de la empresa donde trabajamos”. Según la encuesta de PwC, mientras el 78% de los gerentes y subgerentes dice sentir orgullo de la reputación de su compañía, el 71% de los profesionales tiene la misma posición y solo el 58% de las jefaturas. Para López, las diferencias de 20 puntos porcentuales en los índices de felicidad y orgullo entre los cargos altos y medios se explica por que estos últimos tienen una tarea menos grata. “Los supervisores transan directamente con los equipos y con sus propios jefes, por lo que su carga es por dos lados”, dice. Sin embargo, Claudio Ibáñez, director ejecutivo del Instituto Chileno de Psicología Positiva, estima que la escala jerárquica no tiene que ver con el grado de bienestar: “La felicidad es transversal, no depende del puesto sino de que el trabajo se ajuste a las habilidades y fortalezas personales, y así se puede encontrar sentido a dicha labor”. En esa línea, la sensación de reconocimiento y de trascendencia aparecen como los grandes impulsores para lograr satisfacción en la oficina. Menos de la mitad está satisfecho con su jefe Si el 59% de todos los trabajadores encuestados es feliz en su empresa, el 41% restante no lo es. Esa es la cifra que más destaca Unanue: “El resultado va en línea con nuestras investigaciones y es un tema que preocupa, pues es un porcentaje altísimo”. López agrega que las personas reaccionan a este escenario, lo que se refleja en una creciente rotación laboral: “Hoy la gente tiene mucha más libertad de poder moverse de un lugar a otro si es que encuentra algo que no se ajusta a sus expectativas o gustos. No estamos presos de un lugar de trabajo”. Y ese es justamente el problema, cree Unanue. “Un determinante de la felicidad son los vínculos, y se ha ido perdiendo la capacidad de desarrollarlos. Al cambiar constantemente de trabajo, no se van construyendo lazos sólidos con los compañeros”. Según la encuesta de PwC, el 74% de los trabajadores que se declara contento lleva más de tres años en su empresa. Ahora bien, la relación con el jefe directo tiende a ser un factor de incomodidad. Solo el 37% de los trabajadores considera a su superior un ejemplo, y el 48% se declara feliz con él. “Hoy las personas son más duras respecto de quien tienen arriba y eso pasa porque hay poca autocrítica. Es mucho más fácil mirar a otro y cuestionarlo que mirarse a uno mismo”, indica López. El problema de fondo es que no se les están entregando las directrices correctas a quienes tienen gente bajo su responsabilidad, estima Ibáñez. “Muchos funcionan por metas, por ejemplo, pero hay que saber fijar objetivos que sean realmente movilizadores, que seduzcan a las personas, que tengan sentido y que sean claras. Sin embargo, suele ocurrir que son impuestas y no hay espacios de participación para definirlas, por lo que son como una roca que aplasta a la gente”, señala. Para Silva, la infelicidad laboral tiene un origen estructural de difícil solución: “Las empresas tienen jerarquías piramidales y no todos llegan a la punta. En este mundo competitivo, no todos pueden tener el desarrollo de carrera ideal”. Unanue también identifica la competitividad como un problema clave en el bienestar de los trabajadores: “Si se exacerba, la persona termina por pensar que la van a echar por cualquier motivo, porque no fue mejor que el de al lado, porque no llegó a la meta. Está siendo constantemente presionada, y así cómo va a ser feliz”. Según el estudio de PwC, en promedio, al 50% le atemoriza ser despedido en los próximos seis meses. |