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COLUMNAS |
![]() Elite inflablePor: Jorge Navarrete, abogado. Lo primero que habría que preguntarse, es qué relación puede trazarse entre una mujer y la recuperación de nuestra economía. Salvo que algún ingenioso ahora intentara justificarse, afirmando que son las cualidades femeninas las que nos permitirán recuperar el dinamismo de los mercados, lo cierto es que cualquiera de las otras varias posibilidades imaginables son ignorantes, ofensivas y degradantes. Como si fuera poco, la violencia y la estigmatización adquirieron grados superlativos cuando se representa una mujer como un objeto inanimado; que no piensa, razona o se queja; que se puede sacar, utilizar y guardar a disposición; y cuya única función –siempre disponible, silenciosa y dispuesta- es satisfacer sexualmente a quien la consiguió, compró o adquirió por algún medio. Lo que ahí ocurrió, como tantas veces ha sucedido antes, fue nada menos que poner a las mujeres en una posición de subordinación que las silencia e invisibiliza, dañando su credibilidad y capacidades, para terminar haciéndolas ver como si no tuviera nada más que decir o hacer en la esfera pública y privada. Si quizás lo más paradójico de todo esto, es que tal episodio refleja de cierta manera lo que le ocurre a buena parte de nuestra elite. Viejos, cansados y sin gracia, incapaces de seducir o conquistar al otro por sus talentos o méritos; temerosos del rechazo o el ridículo; y añorando un tiempo que no volverá; terminaron atrincherados en un cuarto oscuro, lejos del mundo real, y de las personas de carne y hueso, excitándose y satisfaciéndose de forma tan segura como patética, creyendo que de esta forma podrán rememorar sus glorias del pasado, ya que aquella parece ser la única y última vía para impedir se difumine ese pálido reflejo de lo que fueron y querrían todavía ser. |