Manuel Escudero, director del Deusto Global Centre for Sustainable Business, clausuró en Bilbao la 72 Jornada Corresponsables con un discurso en el que presentó 10 propuestas sobre sostenibilidad corporativa.
1. Desde que surgió la RSC, cuyo nacimiento moderno se puede cifrar en los años 80 en el mundo anglosajón, ha sido una realidad en evolución. ¿Una evolución de dónde a dónde? Mi primera tesis es que la realidad evolutiva de la RSC se refiere al cambio a largo plazo en la naturaleza y el papel de la empresa en la sociedad (dentro del contexto de las economías de mercado y en sociedades regidas por las reglas democráticas).
2. Es preciso referirse a dos ámbitos en esa evolución: el ámbito de las prácticas empresariales de RSC y el ámbito de la concepción teórica, socioeconómica política y jurídica, de la RSC. En la vida real de la empresa, como saben muy bien los directivos de RSC, ésta progresa a lo largo de diversas etapas hasta que se coloca en el corazón de la estrategia de su empresa. Del mismo modo, desde el punto de vista más conceptual, la RSE como concepto ha ido progresando y abarcando nuevas connotaciones desde su nacimiento. Ambos aspectos, el práctico y el teórico, van evolucionando en paralelo, pero no de un modo completamente simultáneo. Por ello las ocho propuestas siguientes se refieren, algunas, a su evolución en el plano práctico y, otras, a su evolución en el plano conceptual.
3. La práctica de la RSC ha evolucionado desde una primera aproximación que era fundamentalmente global, voluntaria y orientada a prevenir grandes riesgos no financieros ocasionados por las conductas irresponsables de la empresa. Esa aproximación ha tenido un largo recorrido hasta la segunda década del siglo XXI. Fruto de ella hay que señalar cuatro resultados:
a) El énfasis, quizá excesivo por unilateral, en evitar los factores de riesgo “ESG” (riesgos derivados de factores ambientales, sociales y de gobierno de la empresa).
b) La consolidación de iniciativas globales (como el WBCSD, el Global Compact,la ISO26000 o CSR Europe)
c) Una práctica muy extendida del “Reporting” (GRI etc…) y
d) La aparición de fenómenos institucionales dentro de la empresa, como los Directores de RSC, o los Chief Sustainability Officers (una figura que habría que importar en España) y unas dinámicas de impulso transversal de la RSC en las empresas.
Sin embargo esta primera aproximación puede ser considerada como insuficiente: no ha generado suficiente tracción para cambiar la naturaleza de las empresas, no logró despegarse de las prácticas caritativas y puramente asistenciales, y su capacidad transformadora se ha demostrado limitada.
4. Por eso vemos hoy nuevos desarrollos prácticos de la RSC, que no solamente comprenden la gestión de riesgos (que hay que insistir mil veces que debe ser conservada) sino que también engloban el terreno de las oportunidades de hacer nuevos negocios con resultados y retornos tangibles para la empresa e impactos positivos en la sociedad. Las oportunidades de negocios innovadores con impactos positivos en la sociedad se abren hoy en un número enorme de campos de oportunidad:
a) Inclusión social: Productos “low cost”, Modelos de negocio de “base de la pirámide”, Innovación difusa en las organizaciones, Voluntariado corporativo, Desarrollo socioeconómico en la cadena de suministro…
b) Sostenibilidad medioambiental: Economía circular, Tecnologías limpias o “Cleantech”, Energías renovables, Eficiencia energética, Reducción de la huella de carbono…
c) Economía digital: Economía colaborativa, Innovación Social Digital, Productos combinatorios usando las nuevas tecnologías digitales al servicio de la inclusión social y la sostenibilidad ambiental: veremos soluciones sostenibles surgiendo de campos como Internet móvil, Internet de las cosas, tecnología en la nube, robótica avanzada, inteligencia artificial, vehículos autónomos, nueva genómica, almacenamiento de energía, impresión 3D, nuevos materiales.
El resultado ha sido una fusión creciente de la RSC con la innovación, la innovación social, el emprendimiento y el intraemprendimiento social.
Sin embargo este nuevo desarrollo no se ha reflejado suficientemente en la realidad de las empresas, donde la mayoría de las veces los agentes a cargo de la innovación y el marketing de nuevas soluciones sostenibles no tienen apenas nada que ver con los Directores de RSC o los CSO. Esa convergencia entre sostenibilidad e innovación es parte de los grandes retos actuales de la RSC.
5. La RSC no puede permanecer ajena a la sociedad que rodea a la empresa y al estado de su organización social. La sociedad del bienestar en los países desarrollados ha entrado en barrena a partir de 2007 y ya inició su declive en torno a 1990 cuando cayó el Muro de Berlín, con aumentos enormes de las desigualdades que han alcanzado un punto álgido con la crisis económica. La realidad es que al tiempo que surgía y se desarrollaba la RSE como movimiento internacional, en los últimos veinte años el 5% más rico de la población mundial se había embolsado el 45% del incremento mundial de renta, y las clases medias y trabajadoras en los países desarrollados veían sus renta estancadas o en franco retroceso.
La pregunta de si la RSC tiene algo que decir respecto a las desigualdades actuales en países como España debe ser respondida con un sí rotundo. Si la RSC persigue que las empresas ganen una “licencia para operar”, tendrá que poner en el centro de su atención el problema de las crecientes desigualdades.
¿Cómo puede la empresa española dar testimonio cierto de su apuesta por reducir las desigualdades sociales? Hay tres vías que solamente puedo enunciar ahora:
a) Creando y fomentando empleo de calidad.
b) Siendo totalmente transparentes y meticulosos con las obligaciones fiscales, pues pagar impuestos significa ponerlos a disposición pública para el alivio de las desigualdades en la sociedad: no se trata solamente de pagar lo que es legal, sino de no eludir la fiscalidad: la práctica de elusión fiscal a paraísos fiscales puede ser perfectamente legal, pero ¿es responsable y sostenible? Claramente no. En un país en el que las desigualdades crecen, maniobrar en la legalidad para no pagar los impuestos debidos en el país es un acto de gran irresponsabilidad.
c) Revertiendo la tendencia a brechas salariales poco justificables cuando se examinan en función de la productividad generada por cada puesto al interior de la empresa.
6. Tampoco va a estar la RSC ajena a otros nuevos fenómenos relacionados con el desarrollo sostenible a escala global. Las condiciones para la sostenibilidad global se están definiendo en este momento, en la forma de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS), – un conjunto de objetivos de sostenibilidad, que abarcarán los temas más sensibles ambientales, sociales y de gobierno y lo harán de modo cuantificado como objetivos a ser alcanzados en el 2030, y como objetivos relevantes para todos los países en desarrollo y desarrollados en el mundo. Estos objetivos, que se lanzarán en 2015, contienen el reto de cómo organizar y garantizar que las empresas sostenibles en todo el mundo se comprometan efectivamente a sí mismas para alcanzar esas metas en un lapso de tiempo 15 años.
Cuando los ODS hayan sido lanzados definitivamente en Septiembre de 2015 tendrán una repercusión directa en el campo de la RSC. A partir de entonces las empresas serán evaluadas como sostenibles y responsables no solamente por el grado de diálogo y acuerdo con sus stakeholders o por el tipo de reporte que realicen, sino por su impacto real a la hora de contribuir a alcanzar los ODS. Nuevas prácticas, desconocidas aún en la RSE, como el establecimiento de objetivos a lograr relacionados con los ODS dentro del plan estratégico de la empresa, pasarán a ser muy importantes.
7. En paralelo a estos cambios en las prácticas empresariales de la RSC, en el plano conceptual, la RSC está enriqueciendo sus contenidos. El primer recorrido conceptual de la RSC se nutrió de tres elementos: a) La categoría conceptual de los “stakeholders” como grupos que, por ser afectados por la empresa, tienen que estar presentes en su estrategia, b) la triple “bottom line” económica, social y ambiental y c) un contenido en términos de los elementos a los que se refiere la RSC: derechos humanos, derechos laborales, elementos medioambientales y transparencia y anti-corrupción.
8. En los próximos años veremos la creciente incorporación de otros tres nuevos elementos: a) el desarrollo sostenible, o la sostenibilidad global b) la innovación como motor de la sostenibilidad, y c) la involucración de los Consejos de Administración y en consecuencia el salto de la RSC a la categoría de dimensión central en el gobierno de la empresa.
9. Debido a esta evolución conceptual de la RSC va quedando más claro el cambio de rol que tiene que tener la empresa en la sociedad. La RSC surgió ya en los años 80 con la vocación de que la empresa juegue otro papel en la sociedad (Ben & Jerry´s, The Body Shop, etc…). La noción de “stakeholders” sirvió para concretar que la empresa no se debe solamente a los accionistas sino a otros grupos afectados por el impacto social o ambiental de sus decisiones. La creciente involucración de los Consejos apunta a situar la RSC en el corazón corporativo. Y en este continuo está surgiendo ahora un nuevo concepto que implica un paso disruptivo en esa evolución: la consideración de los seis capitales de la empresa (capital financiero, manufacturado, humano, intelectual, relacional y natural), que trae consigo el nuevo fenómeno del Reporte Integrado.
10. Durante los próximos años veremos la consolidación de estas categorías, o de algunas parecidas, todas ellas bajo el apelativo de “capital” de la empresa. No es, por lo tanto, descartable, que en dicha evolución se den en el futuro nuevos saltos conceptuales:
a) Un primer salto por el que el gobierno de la empresa no dependa solamente de las decisiones que representan al capital financiero. De hecho, en países como España no debería descartarse que se pueda asumir en el futuro no muy lejano la presencia de los trabajadores de la empresa (no funcionarios de los sindicatos) en los Consejos de Administración. De hecho, para mí este paso es altamente recomendable.
b) Un segundo salto por el que la titularidad de la empresa pertenezca también a otros capitales y no solamente al financiero, o dicho de otro modo, propuestas de titularidad jurídica que consideren el capital humano e intelectual como otro elemento fundamental de titularidad en la empresa. El movimiento de las B-Corporation puede ser un precursor en esa dirección.
Concluyendo: la RSC se encuentra en una encrucijada.
Puede llegar a ser un motor de cambio de la empresa y de la sociedad. Pero para ello tendrá que acoger la causa de la lucha contra las desigualdades, la causa de la sostenibilidad global y la fusión de la sostenibilidad con la innovación. Si esto se logra, veremos un avance importante en el cambio de rol de la empresa en las sociedades. Pero también puede ocurrir que la RSC no acuse recibo de estos nuevos retos, en cuyo caso, puede caer, más y más, en la irrelevancia y la insignificancia.
VÍA/CORRESPONSABLES